La vida humana se convierte en un reto constante cada día. Los seres humanos vamos sorteando vayas y obstáculos mientras caminamos con destino hacia lo que cada uno de nosotros concebimos como éxito.
A veces, ser viajeros sin memoria y sin visión parece de lejos la mejor alternativa para elegir cuando estamos caminando. La publicidad nos empuja al mismo sendero, a uno amplio y ancho, en el que todos podemos pasar sin preocupaciones, en el que no importa lo que sientas, pienses o hagas mientras sigas las tendencias del influencer más destacado del momento. Esta es una de las reglas en la actualidad: viste a la moda, muéstrate cool y no te preocupes por nada más. Parece fácil ¿verdad? Hasta yo podría hacerlo y me atrevo a decir que talvez hasta lo practique en mi vida diaria y muchos jóvenes, también, lo hagan. Pero, la gran pregunta empieza con un ¿por qué? Para ser sincera no lo sé, pero imagino y estoy casi segura de que la respuesta es COMODIDAD. Comodidad es el estado en el que queremos permanecer la mayoría de nosotros, como diría la gente de mi edad: “Es chill vivir relajados”. Yo creo que es por esa misma razón que nos encontramos en la situación en la que estamos y es que ¿Quién quiere hacer el trabajo duro, quién quiere entregarse por sus ideales, quién quiere defender sus principios y los de su nación? Por suerte, algunas personas. Todavía existen seres decididos y con las armas en el alma para hacer lo correcto y que no se dejan cegar por el ruido que hay en el mundo y que suena cada vez más fuerte. Es por ello, que decidí reflexionar sobre un tema que me parece muy importante desde la posición en que me encuentro, desde mi visión como futura periodista en el Perú. A través de las próximas líneas, explicaré el porqué de este título tan pintoresco: “Yo elijo en donde poner mis ojos y en donde poner mis pies”. Bueno, a simple vista no parece tan malo, ¿verdad? Bueno, no adelantaré nada antes de que lo descubran por ustedes mismos. A continuación, abordaré el tema de la rutina periodística, las exigencias de la carrera y el camino que estoy decidiendo seguir con el paso del tiempo. Todo esto a través de mis palabras y los ilustres pensamientos de Epicuro y Aristóteles, quienes encenderán algunas luces para comprender mejor los mensajes que compartiré en el presente ensayo.
Para comenzar, quiero definir el término periodismo, desde el lado más pasional y real que describe muchos de los sentimientos y vivencias de mis futuros colegas a través de las palabras del gran García Márquez. "El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para esto y esté dispuesto a vivir sólo para eso, podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que nos concede un instante de paz mientras vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente." Con este pequeño fragmento, quiero mostrar lo que sentimos cada uno de los profesionales del periodismo, los cuales tenemos en el corazón las ganas de informar y de servir a la sociedad, ya sea mediante los periódicos, la televisión, la radio o el internet; el compromiso de ser los ojos de miles y miles de personas es lo que debe guiar nuestro camino. Asimismo, profundizando en las palabras de García Márquez, reafirmo la necesidad de utilizar la ética en cada una de nuestras decisiones periodísticas, pues como nos aconsejan a los que recién empezamos en este oficio: “Una palabra puede destruir la vida de una persona”. Talvez parezca un poco dramático o exagerado, pero es verdad. En nuestro mundo, las palabras construyen la reputación de una persona, pero, también, pueden terminar por acabar con el honor de esta. Es por ello, que debemos cuidar muy bien lo que decimos y la manera en que lo hacemos, para no dañar a nadie en el camino y no dañarnos a nosotros mismos tampoco. Es aquí donde ingresa la ética, para aclarar el sendero que podemos seguir si queremos hacer las cosas como se debe. En primer lugar, quiero empezar con Epicuro en Carta a Meneceo, quien predicaba que no debemos dejarnos dominar por el miedo a la muerte a través de las siguientes palabras: “Un conocimiento exacto de este hecho, que la muerte no es nada para nosotros, permite gozar de esta vida mortal evitándonos añadirle la idea de una duración eterna y quitándonos el deseo de la inmortalidad”. Como bien señala Epicuro, si tenemos clara la idea de que la muerte no es un mal, no nos hace ningún daño y no hay nada temible en ella, entonces, bajo esta premisa, tendremos el valor necesario para defender nuestros ideales y luchar por ellos en medio de los bombardeos que recibimos a diario. En relación con el quehacer periodístico, nosotros como periodistas debemos confiar en nuestra intuición y en nuestro corazón, para contar historias de la manera más justa posible, buscando siempre darles voz a los personajes involucrados, para que puedan expresarse y ser escuchados. En la actualidad, hay muchos medios que quieren silenciar y manipular a los periodistas, para que no cuenten la historia completa o para que cuenten la versión que ellos prefieren, pero eso no es el periodismo. Ante ello, debemos mantenernos firmes en nuestra posición de darle total prioridad al público, pues ellos confian en nosotros y en la información que le hacemos llegar. Asimismo, Epicuro menciona: “El sabio ni desea ni teme la muerte, ya que la vida no le es una carga, y tampoco cree que sea un mal el no existir. Igual que no es la abundancia de los alimentos, sino su calidad lo que nos place, tampoco es la duración de la vida la que nos agrada, sino que sea grata”. De estas lineas, puedo rescatar un mensaje muy importante, el cual está relacionado con la calidad de vida que debemos tener. Realmente, no es significativo vivir muchos años si no vamos a defender nuestra identidad y nuestros sueños. En relación con el periodismo, creo que el placer verdadero de todo comunicador es cumplir con el compromiso que cada uno de nosotros tenemos con la ciudadanía, con el compromiso de ser honestos al transmitir la información que la sociedad necesita saber. Aunque podamos sentir miedo de ir en contra de nuestros jefes o de medios importantes, debemos recordar siempre nuestra misión y la razón principal por la que somos periodistas: Estar al servicio del pueblo, ser su voz y sus ojos siempre. Es ahí donde se encuentra la verdadera felicidad, al saber que eres fiel a tus principios y convicciones sin dejar que el miedo te impida hacerlo. En segundo lugar, quiero continuar con Aristóteles en Ética a Nicómaco (Libro II), quien menciona lo siguiente: “Lo mismo, pues, acontece en las virtudes, porque absteniéndonos de los regalos y pasatiempos nos hacemos templados y siendo templados nos podemos abstener de ellos fácilmente. Y de la misma manera en la fortaleza, porque acostumbrándonos a tener en poco las cosas temerosas y esperarlas, nos hacemos valerosos y siendo valerosos, podremos fácilmente aguardar las cosas temerosas”. Considero que Aristóteles trata de decirnos que obrando de buena manera nos hacemos justos y practicando nuestras virtudes, podremos tener más dominio de estas. Si relacionamos este mensaje con la vida del periodista y su accionar diario, pues trata de sugerirnos que cultivemos nuestras virtudes a través de la práctica, para convertirlo en hábito y que se nos haga mucho más fácil llevar por buen camino nuestras virtudes y tener un mejor control de nuestra moral. De esta manera, aunque existan personas que quieran corrompernos en medio de nuestro trabajo periodistico, debemos practicar a diario nuestras virtudes para que se vuelva habitual actuar de forma correcta y así derrotar a los medios que buscan silenciarnos y manipular nuestra voz. Asimismo, Aristóteles menciona: “Por lo cual conviene como dice Platón, que luego desde la niñez se avecen los hombres a holgarse con lo que, es bien que se huelguen, y entristecerse con lo que es bien que se entristezcan, porque esta es la buena doctrina y crianza de los hombres”. A través de estas palabras, Aristóteles trata de decirnos que hay acciones justas por las cuales debemos sentirnos contentos y más cuando somos nosotros quienes las ejecutamos o las promovemos. De la misma manera, pero en forma contraria, debemos sentirnos tristes cuando las acciones que se desarrollan son injustas o cuando nosotros actuamos de forma incorrecta, sin pensar en las virtudes y en el buen sendero para llevar nuestra vida. En relación con el periodismo y con el mundo de las comunicaciones, como personas públicas y con el poder de llegar a las masas, debemos celebrar y promover las buenas practicas en cada una de las áreas en que se desarrolle un hecho justo o virtuoso. Creo que esta es una de las acciones que se están dejando de lado actualmente, debido a que hoy, mayormente, solo observamos, escuchamos y leemos noticias negativas cuando hay muchas cosas buenas que pueden estar pasando en varios rincones de nuestro país y que no son cubiertos o transmitidos a más personas.
En conclusión, nuestro mundo esta rodeado de muchos desafios y retos que no deben ser vistos de manera negativa o como un problema, sino más bien deben ser tomados de la manera más saludable posible, es decir, ser vistos como retos para ser mejores y para trabajar en nosotros mismos con el único propósito de crecer y construir una sociedad mejor. En el caso del periodismo, de la misma manera, como comunicadores y bajo la responsabilidad y el compromiso de informar a los ciudadanos, debemos pensar muy bien cual es el mensaje que queremos compartir y como queremos hacerlo. Ser cuidadosos para que nuestras palabras no terminen lastimando a alguien inocente o para que no terminen informando algo manipulado. Además, debemos de potenciar nuestras virtudes todos los días con mucha práctica, pues los desafíos siempre van a estar al frente de nuestros ojos y debemos ejercitarnos constantemente en las facultades del alma. La única manera de poder enfrentar las amenazas que se presenten en medio de nuestros caminos profesionales, es siendo firmes en lo que creemos, dominando el miedo que podamos sentir al luchar por nuestras convicciones e ideales y, finalmente, aprendiendo a tener mayor dominio de nuestras virtudes a través de la practica, porque como ya les había dicho al inicio: “Yo elijo en donde poner mis ojos y en donde poner mis pies”.
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