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Foto del escritorRosa Maria Cabrera Vargas

EN BUSCA DE LA FELICIDAD

Actualizado: 17 feb 2020

En busca de la felicidad. Todos los días la deseamos, todos los días la queremos, todos los días la buscamos. Desde que nos despertamos hasta que nos acostamos, recorremos mil caminos para toparnos con ella, aunque sea por unos momentos.


¿Cómo alcanzarla? Quizá sea una de las preguntas que más se haya cuestionado la humanidad desde que se formó el mundo o tal vez no, pero si hay algo seguro, es que todos queremos envolver nuestros días con ella. Cada uno a su manera, cada uno a su tiempo, cada uno a su estilo, pero encontrarla es lo que deseamos y por lo que trabajamos. Pero, ¿Qué es la felicidad? Nos habremos hecho esta pregunta lo suficiente, o ¿Qué es la felicidad para mí? O más curioso aún, ¿Qué es la felicidad para los demás? Es muy probable que no. Bien, responder estas preguntas es un poco difícil, porque la felicidad tiene muchas caras, miradas, nombres, caminos y formas. Cada ser humano es un universo y ninguno es igual al del otro, y esa es la razón por la cual mi felicidad no es igual a la de otra persona. Sin embargo, lo que sí es cierto, es que todos compartimos esas ganas efusivas de querer ser felices; y es que, ¿sino para que sería la vida? Es por ello, que reflexionar sobre la felicidad y sus razones, será de gran ayuda para encontrar mejores senderos que nos guíen hacia una vida bella y equilibrada. A continuación, abordaremos el tema de la felicidad a través de las palabras y meditaciones del gran filósofo; Epicuro, los cuales darán luz a nuestros saberes previos y nos permitirán ampliar el panorama sobre uno de los deseos más grandes e importantes del hombre: ser feliz.


En primer lugar, comencemos analizando las primeras palabras de Epicuro en su texto Carta a Meneceo; “Aquel que dice que la hora de filosofar aún no ha llegado, o que ha pasado ya, se parece al que dijese que no ha llegado aún, el momento de ser feliz, o que ya ha pasado...Por tanto hay que estudiar los métodos de alcanzar la felicidad, porque cuando la tenemos, lo tenemos todo, y cuando no la tenemos lo hacemos todo para conseguirla”. Estas líneas relucen la prioridad más valiosa de Epicuro: filosofar. La acción de filosofar, como él lo menciona, es nuestro pasaporte para encontrar la felicidad. Pero, ¿por qué? La respuesta es muy interesante. Porque el hecho de filosofar involucra otras actividades como repasar nuestras acciones, analizarlas y cuestionarlas, las cuales son muy útiles para conocernos, autoevaluarnos y mejorar. Creo, profundamente, que ahí radica el secreto de crecer y ser felices. Una experiencia personal que quiero compartir es el hecho de que, al momento de leer y releer las palabras de Epicuro, pude darme cuenta de que en varias ocasiones estaba equivocada respecto a temas como el cuidado de la vida, el significado de la muerte, la importancia del placer, los criterios de la virtud y otros contenidos novedosos que hicieron que me detuviera a reflexionar y a cambiar de percepciones. Es por ello, que se recalca tanto en el valor de filosofar, pues, de esta manera, podemos encontrar herramientas que nos conduzcan a una vida mejor y, por supuesto, a una vida más feliz. Asimismo, Epicuro habla, también, sobre los deseos del hombre y los efectos que estos causan en su vida, con el objetivo de que aprendamos a manejar nuestros deseos para permanecer mucho más cerca de la felicidad que del sufrimiento. Él señala lo siguiente: “Una teoría verídica de los deseos refiere toda preferencia y toda aversión a la salud del cuerpo y a la ataraxia del alma, ya que en ello está la perfección de la vida feliz, y todas nuestras acciones tienen como fin evitar a la vez el sufrimiento y la inquietud” Considero que, a través de estas líneas, Epicuro trata de decir que nos acerquemos a los deseos correctos. Es decir, que nos acerquemos a los deseos que conducen a la tranquilidad del cuerpo y del alma, porque cuando hayamos conseguido estar de ese lado, del lado correcto, gozaremos de una felicidad completa, ya no habrá preocupaciones ni tormentas y no tendremos necesidad de placer: estaremos satisfechos. Sobre esta reflexión, y poniéndome de ejemplo, recuerdo que en muchas ocasiones de mi adolescencia quise ir a fiestas a las que asistían muchas de mis compañeras del colegio, a pesar de que yo sabía que ese tipo de ambientes no eran los más adecuados para chicas de tercero de secundaria (grado en el que yo me encontraba). Recuerdo, también, que mi mamá hablaba conmigo y me decía que ya habría tiempo de asistir a fiestas y que cuando fuera más grande y madura podría cuidarme sola. Cuando pienso en esos momentos, me alegro de haber escuchado a mamá y de haberme alejado de algunos deseos que no eran los más convenientes para mí en esa etapa de mi vida. Finalmente, Epicuro menciona a la razón como una de las principales fuentes de la virtud y de la felicidad. Él nos dice lo siguiente: “Porque no son ni las borracheras ni los banquetes continuos, ni el goce de los jóvenes o de las mujeres, ni los pescados y las carnes que se colman las mesas suntuosas, los que proporcionan una vida feliz, sino la razón, buscando sin cesar los motivos legítimos de elección o de aversión, y apartando las opiniones que pueden aportar al alma la mayor inquietud”. A través de estas líneas, Epicuro manifiesta que la razón es nuestra mejor aliada para tener una vida feliz y plena, ya que mediante ella podremos acercarnos a las virtudes, tomar buenas decisiones y alejarnos de lo incorrecto. En mi punto de vista, me encuentro, completamente, de acuerdo con las sabias palabras de Epicuro, pues considero que usando nuestra razón y poniendo en práctica nuestras virtudes, podremos alcanzar la felicidad y construir una vida equilibrada.


En conclusión, los seres humanos buscamos la felicidad a través de muchos senderos, de acuerdo a nuestras preferencias, intereses y costumbres. Todos queremos encontrar la felicidad en cada paso que damos y en la vida que llevamos. Y considero que es correcto, porque la vida está hecha para ser felices, para descubrir nuestro camino y para en el proceso sentirnos plenos. Sin embargo, para alcanzar la felicidad verdadera, necesitamos de la ayuda de la filosofía, pues ella nos permitirá escucharnos, observarnos y conocernos a profundidad. Creo que esta es la mejor manera de ser conscientes de lo que estamos haciendo y así poder evaluar si nuestras acciones nos están conduciendo a la felicidad que tanto buscamos o no. Por último, debemos apoyarnos en la razón para guiar de forma correcta cada uno de nuestros deseos y placeres, usar la razón nos proporcionará una vida feliz con sabiduría, honestidad y justicia.


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