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Foto del escritorRosa Maria Cabrera Vargas

DULCE, TIERNA Y y AGRADECIDA: ASÍ ES GISELA PONCE DE LEÓN EN SU VERSIÓN REAL

Actualizado: 17 feb 2020

De un lado a otro, de arriba a abajo, de las tablas a la televisión, de la televisión al cine, de un camerino al escenario y la historia se puede repetir mil veces más. Los medios cambian, las plataformas mutan, pero la Gisela que tengo al frente es la misma de siempre. Dulce tierna y agradecida: Así es Gisela Ponce de León en su versión real.


Con los pies en la tierra y el corazón en el aire: así avanza ella en cada paso que da. Tiene muchas actividades por hacer, muchos pendientes por recordar, muchas responsabilidades por cumplir y muchas expectativas por cubrir. Sin embargo, se toma su tiempo, no deja de agradecer por todo lo que le toca vivir y nada le borra la sonrisa.


Por Rosa María Cabrera


Con una personalidad envidiable y una belleza única, Gisela nos recibe, a mi camarógrafo y a mí, en el lobby del Teatro Británico. El simple hecho de verla y saludarla, me transporta a un ambiente muy especial lleno de alegría y diversión. “¿Cómo vas a venir así, mujer? Tienes que descansar” fueron algunas de las primeras palabras que mencionó cuando me vio con una venda en la nariz. Y es que Gisela está llena amor y se preocupa por los demás todo el tiempo.


Después de una mañana agotadora, llena de actividades y trabajo, la protagonista de Hedda, obra de Ibsen que se presenta en el Teatro Británico de Miraflores, la cual explota su belleza, fuerza y fragilidad al mismo tiempo, se da un tiempo para responder a mis preguntas con todo el cariño y entusiasmo del mundo que solo Gisela puede compartir.


Ver Hedda y verla a ella es comprobar que los actores y actrices son excelentes mentirosos, porque su personaje es muy diferente a la Gisela real. Podrías preguntarte como una joven tan cálida y buena onda puede interpretar a una mujer tan frívola y sarcástica como Hedda Gabler, pero ese es el trabajo de los actores. Un inexplicable camino lleno de misterios que jamás serán resueltos.


Entre la preocupación de Gisela por mi nariz y la amena conversación que se estaba produciendo dentro del ambiente más mágico y místico del lugar: las butacas del teatro, ella nos revela que, normalmente, le toca interpretar a personajes más nobles que asumen un papel de víctima o que necesitan protección, pero con Hedda es totalmente diferente. “No es muy emocionante si no hay un reto constante” afirma la actriz.


“Es la primera vez que hago un personaje con estas características, generalmente me dan personajes más nobles o menos mal intencionados, con el alma más pura o menos complejos psicológicamente. Nunca me ha tocado un personaje como Hedda” revela Gisela.


Construir un personaje como el de Hedda no ha sido nada fácil. “Ella tiene muchas capas, intereses, gustos, necesidades y ambiciones. Muchas personas no terminan de entenderla. Creo que es muy compleja” comenta Ponce de León. Con cada revelación, voy entendiendo el arduo trabajo que existe detrás de cada personaje que vemos en el escenario.


Conforme avanza la conversación, me embarco en un viaje más profundo. Voy explorando a Gisela en cada una de sus palabras y gestos. Mis hallazgos: Tiene un don para escuchar y contar. Es de esas personas que generan auras relajantes y transmiten paz. Es como una niña en la piel de una mujer. Pero, no solo es candidez. También, es fuerza y empoderamiento, misterio y diversión. Talvez si exista algo que comparte con Hedda: La mística que ambas contienen.


“Hedda es una mujer que, claramente, tiene algunos problemas que trae de cuna y que por su educación y por su historia familiar la han hecho la mujer que es. Es alguien que no tiene herramientas para sobrevivir en el mundo. Ella ha entendido que la única manera de seguir viva es sometiendo a otras personas a su poder y tiene la idea del poder como algo no tan positivo, en donde para recibir algo a cambio tiene que manipular las situaciones para sentirse de alguna forma valiosa o importante en la vida” responde Gisela a mi pregunta sobre el reto que ha sido interpretar a un personaje con estas cargas emocionales y con esta complejidad en su forma de pensar y de vivir.


Cambiando de tema. Emocionada, con nostalgia y llena de ilusión me cuenta sobre como inicio su carrera en las artes escénicas. “Cuando salí del colegio, un poco por presión mía, quería entrar a la universidad si o si, pero no sabía a qué” Gisela siempre fue muy activa, quería estudiar algo, algo en lo que fuera buena y tenía claro que debía esforzarse mucho para lograr sus sueños. “La pasé muy mal en la CEPRE PUCP, porque mi talento para las matemáticas es nulo” comenta Gisela entre risas. “Por suerte apareció el TUC (Teatro de la Universidad Católica) que se acercaba más al baile y al canto, que es lo que yo quería hacer, e ingresé y durante el primer año me di cuenta que quería dedicarme a la actuación” recuerda con mucho cariño, como si el tiempo se hubiera pasado en un abrir y cerrar de ojos.


Continúo en la conversación al lado de Gisela y por mi mente se aparecen tantas preguntas e interrogantes sobre cómo es la experiencia de pararse en un escenario y actuar. Siempre tuve claro que no es nada fácil, pero que el hecho de hacerlo es muy enriquecedor y gratificante. “Me gusta mucho el proceso de investigar, de estructurar al personaje, de compartir con los compañeros y de descubrir cosas en el trayecto” me comenta Gisela. Al escucharla hablar sobre el proceso que involucra la actuación, recuerdo y me doy cuenta que disfrutar el camino es lo más importante en la vida y el teatro te da esa lección.


“Del teatro, me gusta mucho el oído que se desarrolla cuando estás en el escenario, porque tienes que estar muy atento cuando el público está viajando de tu mano o cuando los has perdido” revela Gisela. Este tipo de confesiones son las que me hacen valorar mucho más el trabajo de los actores, porque descubro que la sensibilidad, la atención y la constancia son las herramientas que te ayudan a ser un mejor instrumento humano para contar historias y para compartir mensajes.


“La sensibilidad es muy importante en el teatro y es algo que se va forjando con el tiempo. Aunque no la tengas muy desarrollada cuando recién entras a estudiar, la vas entrenando y va sucediendo la magia” me comenta Gisela cuando le cuento mis ganas de participar en un taller de formación actoral. Además de saber escuchar, Gisela es muy empática y le gusta aconsejar.


Sigo explorando más lados de mi entrevistada que no conocía. “Creo que no podría escoger a un solo personaje favorito que haya interpretado, pero si guardo con mucho cariño a Pimpola de Escuela de Payasos. Fue hace mucho tiempo, era clown y fue un personaje entrañable” me cuenta Gisela cuando le pregunto sobre el personaje al que más cariño le tiene en su carrera actoral. Y es que las personas siempre recordamos nuestros inicios, las etapas en las que empezamos a caminar con toda la ilusión y la esperanza de lograr nuestras metas.


Encuentro mucha satisfacción al conversar con Gisela, siento que es como hablar con una amiga. Puedo preguntarle cosas que no conozco, presentarle mis dudas, intercambiar anécdotas, recibir consejos y experiencias de alguien con muchas vivencias interesantes, las cuales están relacionadas a un mundo con el cual siento que conecto muy bien y que me fascina: el teatro.


Pero no se trata de mí, como bien dicen los expertos en periodismo, se trata de Gisela Ponce de León, quien nos abre las puertas de sí misma para conocerla, explorar en su vida y aprender nuevas cosas de ella. Intercambiando de lugar, pasamos al ámbito musical. Como deben saber los seguidores más fieles de Gisela, ella ha puesto en la descripción de su Instagram lo siguiente: “Actriz que canta”. Por eso, no podía faltar una pregunta relacionada a su carrera como cantante.


Entonces, empezamos a hablar sobre su participación como telonera en el concierto de Paramore. “Fue totalmente casual. Yo no estaba cantando en ningún lado, pero me habían escuchado cantar en alguna parte. En verdad, fue porque estaban buscando gente que les gustara Paramore para hacerle publicidad al grupo. Yo les dije que sí y me regalaron entradas. Entonces, fui a hacer la nota con un grupo de músicos, cantamos una canción y les pasaron ese video a los chicos de Paramore y nos pidieron que abriéramos el concierto. Fue, realmente, increíble e inolvidable” detalla Gisela. Este tipo de experiencias son las que, a veces, no tienen una explicación concreta, pero por cosas del destino y de la vida, te ocurren. Eso fue lo que le pasó a Gisela.


En nuestro repertorio de preguntas, no podía faltar una sobre la película Soltera Codiciada y el boom que fue verla en Netflix. “Sentía que a todas nos había pasado lo mismo. Iba ser un gusto interpretar a un personaje que se salva sola, que crece y que madura. Es un viaje bien bonito hacia el amor propio. Fue espectacular” revela Gisela cuando conversamos sobre su interpretación de Mafe en Soltera Codiciada. Además, admite que la relación en la película con Karina Jordán y Jelly Reátegui, actrices del elenco, es muy parecida en la vida real. Gisela afirma que son muy amigas, que se conocen desde hace tiempo y que eso ayudó mucho para trabajar juntas en Soltera Codiciada.


Como bien dice Gisela, la amistad, el juego, el trabajar en colectivo y la confianza ayudan un montón para desarrollar un trabajo actoral dentro del teatro, en un set de televisión o en el cine. Hablando de ese tema, nos fuimos por el lado de la admiración y el respeto que existe entre estudiantes de teatro y profesores, y entre compañeros. “Sofía Rocha, siempre presente, Norma Martínez, César Ritter, Paul Vega, Pietro Sibille y Jimena Lindo son mis TOP” comenta Gisela, llena de agradecimiento y cariño hacia estas personas que le ayudan a inspirarse y a crecer como actriz.


Teníamos que pasar a un tema que me encanta: el hoy el ahora. Gisela ha sido parte de muchos proyectos y continúa trabajando de manera incansable. Son muy pocos los días que tiene para descansar, para salir a divertirse con sus amigos, para pasar tiempo con su familia o para ella misma. “Estoy un poco abrumada, porque ya llevo trabajando mucho tiempo seguido. Me estoy dando cuenta de que me conoce mucha gente y eso me pone muy nerviosa y me hace pensar en mi carrera. Todavía no he decidido nada sobre a donde voy o lo que haré después” señala Gisela. Al escuchar esas palabras, me di cuenta de que los famosos son tan humanos como nosotros. Ellos, muchas veces, están confundidos, no tienen una orientación fija o no saben a dónde ir, esa lección me la dio Gisela aquel día.


Hablar con Gisela es aprender muchas cosas. Una de ellas fue sobre la fama, algo que no había imaginado desde su perspectiva. “Es raro, caminar por la calle y que alguien diga mi nombre completo cuando yo estoy pensando en que me he olvidado mi cargador o que no he tenido tiempo de visitar a mi mamá. A veces es un poco abrumador, pero es la consecuencia de trabajar tanto tiempo y en un medio muy chico como este” revela Gisela cuando tocamos el tema de la fama con la que tienen que lidiar los actores todo el tiempo.


Estas revelaciones me hacen recordar la tranquilidad de ser “normales” y para nada famosos, porque puedes salir a pasear con tus amigos en cualquier parte o comer una pizza con tus papas sin la preocupación de que te pidan fotos o de ser reconocido por la calle.

Finalmente, y casi por terminar la agradable conversación que estaba teniendo con Gisela Ponce de León, hablamos sobre su papel en la serie de Movistar Un día eres joven, en donde interpreta a Fab Fabi. “Es mi sueño hecho realidad, es todo lo que quiero hacer el resto de mi vida, es muy estúpida. Es muy chistoso hacerlo, he podido meter todos mis chistes que he venido cocinando desde hace años, porque ese personaje es un chiste que yo hago en mi vida a veces. Me encanta hacerlo” menciona Gisela súper feliz.


No podía irme sin preguntarle un clásico que siempre hago con mis entrevistados, pero que me parece muy importante de escuchar y de conocer. “Mi encantaría dormir ocho horas seguidas, comer a mis horas (huevos revueltos), estar en la playa, poder viajar y estar fit sin hacer ejercicio. Si el día tiene algo de familia, de música, de amor y de teatro, todo bien” es lo que menciona Gisela cuando le pregunto sobre cómo sería su día perfecto. Siempre supe que detrás de mi entrevistada, se escondía una persona muy casera, familiar, relajada y con muchas ganas de compartir amor.


Ella, también, quería decir algo a todas las personas que siguen su trabajo y que hacen su vida más feliz. “Muchísimas gracias por tenerme cariño, aunque no me conozcan, por venir al teatro. Espero poder seguir trabajando todo el tiempo que pueda y dejarles un buen recuerdo en sus vidas y les agradezco mucho por todas las muestras de cariño” menciona Gisela con mucha emoción. Verla tan contenta me hizo sentir orgullosa de ella por todo lo que estaba logrando y haciendo. Creo que cuando amas lo que haces, eres, completamente, feliz.


Y terminó todo, porque no nos alcanzaba el tiempo para más preguntas y para más conversaciones de las buenas, como esta que disfruté mucho a pesar de tener la nariz vendada. Puedo rescatar muchas cosas de mi entrevista con Gisela. Aprendí un montón de ella y de cada una de sus palabras. Me sentí muy feliz y creo que ella también. Traté de que se sienta cómoda y dejé que las cosas siguieran su curso. Ambas fluimos, eso es lo importante. Solo quiero decir que las entrevistas te permiten abrir un pequeño espacio para conversar, para aprender y para tener la oportunidad de conocer a un ser humano que puede ser muy parecido a nosotros.


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